Para Ruth Adams, profesora del King´s College, de Londres, la identidad no es solo individual, sino que se relaciona con todo: cultura, política, creación de redes, género y contextos. Son muchos aspectos los que están en juego cuando las ideas colectivas empiezan a incidir en los sujetos. En ese ejercicio pueden surgir fenómenos positivos, como la lucha por derechos de poblaciones históricamente discriminadas, pero también grupos que promueven el odio. De ahí la importancia de investigar estos temas.
La carrera de Ruth Adams da cuenta de cómo cambia la representación de “lo inglés”, desde un análisis de diversificación cultural y étnica, además, para ella el proceso identitario está íntimamente relacionado con las industrias culturales y creativas —ampliamente diversas—, y una forma más accesible de promover discursos o postulados políticos.
La docente será una de las conferencistas del V Encuentro Javeriano de Arte y Creatividad. Allí presentará su ponencia ¿Reino Unido? Guerras culturales, industrias creativas e identidad nacional, en la que analizará el giro político de ese país hacia la derecha, las migraciones, los medios de comunicación y otros fenómenos que han tenido efectos en la forma como se sienten los ingleses.
La conferencia, que se realizará el próximo miércoles 14 de septiembre, será de libre acceso con inscripción previa en este enlace.
Pesquisa Javeriana habló con Ruth Adams para entender su forma de concebir la identidad, los factores que actualmente pueden incidir en el proceso, y la importancia de analizar las formas en que la gente se reconoce para luego crear grupos y redes de conocidos con gustos e ideas similares.
¿Cómo se construye la identidad? ¿Influyen las redes sociales en esa construcción?
Hay una división generacional porque diría que son las personas más jóvenes, en su mayor parte, las que usan las redes sociales. Probablemente son los menores de 50 años los principales usuarios. Las personas mayores tienden a depender mucho más de los periódicos y la televisión para su conocimiento político o su conocimiento de las noticias.
Las redes sociales han hecho posible que las personas construyan identidades. Es mucho más fácil si vives en algún lugar donde no hay nadie que se parezca a ti, encontrar personas en internet con gustos similares. Es mucho más fácil para ellos construir identidades positivas en internet de lo que fue, por ejemplo, para alguien de mi generación, donde tenías que buscar revistas y conocíamos tal vez a las dos o tres personas de la ciudad con las que tuvimos un interés similar.
Vemos entre las generaciones más jóvenes ideas realmente muy progresistas y liberales sobre el género, la sexualidad, la raza y el origen étnico. Están muy preocupados y muy activos en torno a temas como el cambio climático, por ejemplo. Así que quiero decir que eso nos da esperanza para el futuro.
Pero también hay grupos de odio en redes sociales…
Es una de las otras cosas que desafortunadamente puede suceder a través de las redes sociales. Una identidad negativa se basa en la división, la aversión, o incluso el odio a otros grupos y particularmente a las minorías. Con cosas como el Brexit —la salida del Reino Unido de la Unión Europea—, vimos que esa división estaba realmente polarizada.
También lo vimos nuevamente durante la pandemia en Twitter y Facebook. Se crearon grupos de personas que estaban en contra del confinamiento y ya luego otros antivacunas que mueven todo tipo de información no verificada, pero que al final terminan construyendo sus identidades y posturas frente a ciertos contextos.
En este momento hay una gran discusión en torno a los derechos de las personas transgénero. La mayoría de la gente tiene una idea bastante equilibrada, pero hay comentarios muy fuertes, incluso extremos que se manifiestan en las redes. Tanto causas positivas como grupos racistas, misóginos y homofóbicos pueden encontrar personas como ellos y obtener refuerzo al saber que hay otros que piensan igual. Las redes son una bolsa muy mixta. Pueden ser muy positivas, pero también aterradoras.
¿Qué tanto impacto pueden tener en la cotidianidad estas conversaciones o activismos que surgen en lo digital?
Creo que es muy bueno que se hable de estos temas porque pasan de las redes sociales a ser, incluso, temas de debate público nacional. Por ejemplo, frente a los derechos de las personas trans, un solo tweet de JK Rowling — la autora de Harry Potter—, generó mucha polémica por su alto perfil. El tema abrió conversaciones en medios de comunicación y terminó siendo retomado en el debate político.
Probablemente la mayoría de personas no conocen a alguien que sea transgénero, pero tras la renuncia del primer ministro, Boris Johnson, los derechos de las personas transgénero han sido un tema de muy alto perfil en esta contienda por el liderazgo del Partido Conservador. A pesar de ser una minoría, es un tema del que se habla en todo el país. Eso no hubiera sido posible sin las redes sociales.
Incluso, esta conversación se da en un momento en el que estamos teniendo una crisis de costo de vida, en el que muchas personas en el Reino Unido no pueden alimentar a sus hijos adecuadamente, que vamos a tener un invierno pronto y no podrán calentar sus casas. Eso significa que muchas personas ya son conscientes de estos problemas, de estas demandas y de las luchas que ha dado la población trans porque se garanticen sus derechos.
Por otro lado, ha llevado a que un programa de televisión como RuPaul: carrera de drags, sea tan popular aquí. Plantea cuestiones de género, sexualidad y etnicidad con bastante frecuencia. Lo hace de una manera que es accesible, glamorosa y divertida, pero también tiene esta corriente subyacente seria y una lucha por acceder a esos lugares.
Entonces las redes también abren espacios para hablar de temas difíciles como la esclavitud, la religión, la sexualidad…
Creo que hay que hablar de ello porque son cosas de las que no se habló durante mucho tiempo. La forma en que se enseña sobre el Imperio Británico en las escuelas, por ejemplo, lo presenta como algo maravilloso, benigno. Se presenta como gente civilizada que llevó gobierno, cultura y ferrocarriles a sociedades primitivas. Pero hay un lado de la historia que no fue contado. La razón por la que el pueblo británico ha sido capaz de ignorar la esclavitud es porque tuvimos todo un comercio de esclavos por todo el mundo, pero no estaban aquí.
En Bristol, una ciudad en el suroeste de Inglaterra, que fue con Londres y Liverpool el mayor puerto esclavista del siglo XIX, la mayor parte de las inversiones eran basadas en la esclavitud. Personas que ganaban mucho dinero de esta forma, como Edward Colston, buscaron glorificarse a sí mismos dentro de sus comunidades locales. Así que donaban a escuelas, hospitales, teatros y todo este tipo de infraestructura.
Cien años después de que Colston muriera, pusieron esta estatua para celebrarlo. Pero las nuevas identidades británicas han llevado a reconocer ese pasado y desde hace unos veinte años, más o menos, la gente en Bristol ha estado diciendo: “En realidad no era un buen tipo, invirtió mucho en la ciudad, pero hizo su dinero explotando y matando gente. Tal vez deberíamos cambiar el nombre de nuestros edificios y calles”.
Hubo mucho debate con la estatua en el centro de la ciudad. Hicieron muchas peticiones para que esto se discutiera dentro del gobierno local, pero nada pasó. Cuando iniciaron las protestas del black lives matter, un grupo de personas derribó la estatua y la tiraron al agua en el puerto. Hoy en día, si dices que el Imperio Británico también era bastante malo o que mucha gente sufrió y murió a causa de él, se te acusa de ser antipatriótico y eres visto como peligroso, subversivo e incluso como un terrorista.
Mucha gente se está cuestionando esa identidad del gran imperio británico. Más que querer cambiar la historia es reconocer que esto sucedió, pero están difuminando los límites entre ese tipo de crítica histórica, crítica política y el terrorismo. Eso es realmente bastante problemático.
¿Qué pasa con esta discusión desde América Latina?
La historia colonial es realmente complicada. Tengo una estudiante chilena de doctorado y está buscando la representación de artistas indígenas en museos de arte en Santiago. Existe la idea de que los poderes coloniales fueron derrocados en Chile, pero en realidad, fueron hispanos blancos quienes quedaron a cargo. Los pueblos indígenas han sido ignorados por esa historia.
Creo que las discusiones deben estar allí y es muy importante que se tengan diferentes grupos en la mesa para discutir estas historias de manera honesta. Es muy importante que los grupos de personas cuyas historias han sido más ignoradas, tengan oportunidades adicionales para hablar sobre su experiencia y su historia, para que esta sea parte de la historia nacional, en el país que sea.
La vida cultural, las experiencias de los pueblos indígenas en Colombia, Chile, Australia o Nigeria serán muy diferentes. Sus mundos culturales, prácticas lingüísticas y sus mismas historias difieren por muchas causas, por eso es necesario escucharlos directamente para conocer sus particularidades. Así como Colón fue problemático, también Bolívar pudo serlo. Hay que tener estas discusiones sobre la historia para entender qué somos y cómo queremos actuar a futuro.
¿El mundo sigue siendo eurocentrista para crear y validar las identidades?
Definitivamente el mundo está visto desde la visión europea y norteamericana. Seguimos siendo dirigidos por personas blancas, hombres blancos en realidad. Se ve muy claro desde los museos, por ejemplo. Países europeos que solían ser potencias imperiales como el Reino Unido, Bélgica, Francia, Alemania, los Países Bajos, tienen muchas cosas en sus museos que fueron saqueadas de sus colonias. Que estos artefactos sigan en museos europeos guarda una historia más grande de horrores imperiales.
Desde hace unos años se ha discutido el tema. Alemania está en proceso de devolver muchos bronces de Benín al estado africano de donde vinieron. Un país como Bélgica está mucho menos dispuesto a reconocer lo que hizo mal en su historia colonial, tanto en términos de hablar al respecto dentro de sus museos, como de devolver las cosas. En el Reino Unido hay gran discusión en torno a la repatriación de los mármoles del Partenón que se encuentran en el Museo Británico.
Dentro de Europa hay divisiones de poder. El norte del continente tiende a ser más rico, también producto de una historia más larga de opresión colonial. Durante mucho tiempo, un argumento fue que el Reino Unido era mucho más sofisticado en museos y conservación, que teníamos cierta experiencia que los griegos no. Esto ya no es cierto. Atenas tiene un fabuloso museo que está a la espera de volver a colocar los mármoles del Partenón donde pertenecen, y tienen toda la experiencia necesaria para cuidarlos.
Hay un sentido definido de una jerarquía cultural allí que los europeos del norte son mejores custodios. Que ni siquiera se puede confiar en la gente en África, en América del Sur o en otras partes de Europa para que cuiden de sus propios países o de sus propios tesoros culturales. Me parece genial que se estén dando estas discusiones.
¿Cuál es el papel del arte en este proceso de mostrar otras culturas, identidades o de denunciar este tipo de situaciones?
Uno de los roles reales que tiene es ser accesible para las personas. Puedes llegar con un mensaje político a través de un rap, una canción punk o incluso un baile. Sabes que no podrías llegar necesariamente a través de un noticiero, un periódico o una revista académica. Entonces, creo que la accesibilidad para transmitir esos mensajes es su potencial. Es una comunicación entre pares. No es como si los de arriba hablaran hacia abajo para clasificarse como las partes más bajas de la sociedad.
El movimiento punk, en el Reino Unido, por ejemplo, que ha sido de gran interés para mí en términos de mi investigación y mi escritura, no cambió mágicamente la sociedad. Sin embargo, dio herramientas a las personas para expresar su descontento, su diferencia con respecto a la sociedad en general y a las estructuras de poder.
“Pareciera que no sirvió. Durante décadas ha criticado el poder y ha propuesto una sociedad diferente. Hoy todavía tenemos reina y familia real, además de mucha división económica”, relata Adams. “No cambió mágicamente la sociedad para hacerla más igualitaria y más justa, pero creo que dejó a muchas personas con herramientas para marcar la diferencia, incluso si es en su entorno más cercano”, agrega.
El arte es un pequeño acto de rebelión y eso le da a la gente un sentido de agencia que tal vez no haya tenido antes y que en realidad podría derivar en otros tipos de movimiento político. También ayuda a las personas a sentirse parte de una comunidad, pero también da una sensación de liberación temporal.
Creo que las cosas siguen siendo terribles y desiguales, pero la mayoría de jóvenes se han beneficiado de niveles más altos de educación. Son mucho más liberales de lo que habrían sido hace treinta o cuarenta años en temas como la inmigración, políticas de drogas, identidad de género o frente a vivir en una sociedad multicultural. Son más conscientes y más positivos en su apoyo a los grupos minoritarios y defienden la diversidad de estilos de vida como un camino hacia una sociedad más feliz.