Es inconfundible. Escondida en medio del verde enmarañado del bosque andino o sosteniendo casas, puentes, miradores y todo tipo de estructuras a lo largo de Colombia, la guadua, con sus tallos segmentados y su simetría casi perfecta, es una de las plantas más icónicas para la biodiversidad y la cultura del país.
Por su durabilidad y resistencia, siempre se ha visto como una materia prima excelente en la arquitectura y la creación de artesanías, instrumentos musicales y otros productos, pero puede que la historia no acabe ahí. El licenciado en química Luis Carlos Chitiva y el microbiólogo industrial Santiago Lozano, en una colaboración de los grupos de investigación en Agricultura Biológica y Fitoquímica de la Pontificia Universidad Javeriana, han trabajado para encontrar, en las especies de guadua, compuestos que puedan utilizarse en la medicina, al igual que determinar cómo distintos factores ambientales, por ejemplo, la altitud afectan la producción de estos dentro de la planta.
El metaboloma: el universo químico de la guadua y sus posibles aplicaciones
Aunque no lo parezca, las plantas se comunican constantemente con el mundo exterior. Para evitar ser comidas, atraer polinizadores o advertir sobre un peligro a otras de su especie, utilizan distintos compuestos químicos llamados metabolitos, que pueden guardar en tejidos como las hojas, tallos y frutas, o emitir al aire, como con el olor de las flores.
La sumatoria de todos esos compuestos es lo que se conoce como el metaboloma de la planta, y entender su composición en las especies latinoamericanas de guadua ha sido el objeto de estudio de Chitiva y Lozano en los últimos años. “Este fue uno de los primeros resultados que se ha tenido y que pudimos publicar en esta investigación, porque la caracterización para estas especies que trabajamos no estaba tan clara o no tenía el nivel de profundidad que nosotros logramos”, resalta Lozano.
Sin embargo, conocer estos universos químicos no sólo satisface una curiosidad científica, muchos de estos metabolitos en las plantas son bioactivos, es decir, que interactúan con el cuerpo humano. Varias de estas interacciones son beneficiosas y pueden resultar en la creación de un fitomedicamento, o un medicamento basado en plantas, que puede ser efectivo como antiinflamatorio, analgésico o hasta como una terapia alternativa para el cáncer.
La guadua no es ajena a esto. A fin de cuentas, es un tipo de bambú, como los que se encuentran en Asia oriental y destacan por servir como alimento para los osos panda. Estos bambúes se han utilizado en la medicina tradicional china por milenios para tratar dolencias desde fiebres y malestares estomacales hasta la diabetes y los desórdenes neurológicos. Fueron estos usos tradicionales los que empezaron a orientar la búsqueda de los científicos javerianos. “En parte, la hipótesis de nuestros trabajos estaba basada en esto. Para nosotros era importante conocer qué tenían nuestros bambúes en Latinoamérica”, añade Lozano.
Efectivamente, entre los metabolomas de las especies de guadua, encontraron un tipo de compuestos con un alto potencial de ser bioactivos: los flavonoides. “Por reportes en la literatura tienen muchas propiedades antiinflamatorias, antioxidantes, tienen montones de funciones biológicas. Entonces por eso fue un resultado muy importante”, explica Chitiva.
Además, evaluaron distintas características de los sitios donde crecían las plantas que recolectaron y hallaron que la altitud influenciaba significativamente la presencia de estos flavonoides. A mayor altura, mayores concentraciones de los compuestos, y en consecuencia, mayores posibilidades de encontrar funciones bioactivas. “Principalmente la altura tenía un efecto en esos cambios en el metaboloma, lo que nos permite abrir también otra perspectiva de la investigación, y es cómo las condiciones en donde crece una planta pueden estar impactando su composición química”, complementa Lozano.
¿Cómo buscar entre la química de las plantas?
Si bien la mayoría estamos acostumbrados a ver los tallos distintivos de la guadua, esta búsqueda química comienza por las hojas. Chitiva y Lozano se adentraron en los guaduales del Putumayo, Nariño, Cundinamarca y el Quindío, sorteando las espinas para tomar muestras de cuarenta altitudes diferentes.
“El trabajo en campo es duro, sobre todo trabajar con bambús. Por ejemplo, la especie Guadua angustifolia se caracteriza por producir unas ramas que tienen espinas y a veces nos encontramos con la dificultad de poder entrar al lote, entonces hacer las colectas era un desafío”, cuenta Lozano.
Luego, de vuelta en los laboratorios de la Javeriana, los investigadores sacaron un extracto de las hojas, es decir, un líquido que analizaron para determinar los compuestos químicos presentes en estas. “Después de eso ya vino la toma de los datos; uno pasa el extracto por unos equipos, y eso da una matriz de datos para poder identificar las moléculas que se están viendo”, ilustra Chitiva. El extracto se separó en sus componentes y cada uno fue identificado.
A partir de esto, al igual que una revisión de bases de datos y artículos previos en el tema, pudieron crear una lista de metabolitos de la guadua, que permitirá que la búsqueda de compuestos útiles para la medicina sea mucho más fácil.
Más usos para la guadua
Ambos investigadores son candidatos al Doctorado en Ciencias Biológicas de la Universidad Javeriana y su investigación fue publicada en la revista Frontiers in Molecular Biosciences; además, ha sido presentado en el XVII Congreso la Investigación en la Pontificia Universidad Javeriana y la Novena Conferencia Brasileña Sobre Productos Naturales, en Salvador, Brasil “El equipo que conformamos para hacer este trabajo significó una articulación muy interesante; siento que en mi formación como doctor, lograr este nivel de colaboración entre actores en pos de un objetivo me parece muy valioso”, recalca Lozano.
Conocer el metaboloma de algunas de las especies de guadua más comunes del país abre un mundo de posibilidades. Además de querer caracterizar a aquellas que se quedaron por fuera, Chitiva y Lozano reconocen que hay un potencial médico en estas plantas que debe ser explorado. Los compuestos antiinflamatorios, antioxidantes o incluso anticancerígenos que se ocultan en sus hojas podrían convertirse en medicamentos valiosos. Así, la guadua no sólo sería un ícono de nuestra naturaleza, arquitectura y cultura, sino que ayudaría a salvar vidas.