El 40 % de la población que padece diabetes en las América no cuenta con un diagnóstico, según la Organización Panamericana de Salud; a esta preocupante cifra se suma que esta es una enfermedad en constante aumento a nivel global.
Por otro lado, anualmente fallecen cuatro millones de personas en el mundo por causa de enfermedades respiratorias, reporta la Organización Mundial de la Salud. Y, las afectaciones cardíacas son la principal causa de muerte en el mundo, indica la misma organización. Todas tienen algo en común: hacen parte del grupo de enfermedades crónicas no transmisibles y con gran incidencia en nuestros países.
Los números indican que algo sucede y, por ello, la Pontificia Universidad Javeriana y la Queen Mary University de Londres han decidido actuar en la región. Se unieron para crear un centro de investigación especializado en enfermedades crónicas no transmisibles que busca reducir esos porcentajes, llamado Centro LATAM (por Latinoamérica), mediante un consorcio liderado por la Facultad de Medicina de la Javeriana, en Bogotá, y el manejo de recursos por parte de la Unidad de Psiquiatría Social y Comunitaria de la universidad de Londres, la cual recibió siete millones de libras del Instituto Nacional para la Investigación de la Salud y la Atención (NIHR), del Reino Unido.
El Centro también acoge a las universidades Franz Tamayo, de Bolivia, y la Rafael Landívar, de Guatemala, con el propósito de orientar la mirada en las necesidades de las comunidades indígenas de la región. Un trabajo académico generado desde la conversación de colegas, las necesidades regionales y la premisa de una investigación aplicable a las comunidades, explica Carlos Gómez-Restrepo, epidemiólogo, decano de la Facultad de Medicina de la Javeriana, director del proyecto en Latinoamérica y codirector del Centro.
“En este sentido, y teniendo en cuenta la responsabilidad social de la universidad, pensamos en incluir dos países que tengan menores desarrollos en investigación y con los cuales se pudiera trabajar como se hizo en su momento con el International Clinical Epidemiology Network (INCLEN), que ayudó a que surgiera el Departamento de Epidemiología Clínica y Bioestadística de la Javeriana en los años 80”, menciona el decano.
El desarrollo de una idea para las comunidades
La historia de colaboración entre la Javeriana y la Queen Mary ha sido el cimiento para esta alianza: cuentan con más de seis años de trabajo y cinco proyectos de investigación en salud mental con hallazgos valiosos para buscar mejorar la salud de la población de ambos países. El consorcio reúne, en esta ocasión, expertos que hacen parte de los grupos de investigación de epidemiología clínica, psiquiatría, medicina familiar y medicina interna, entre otros.
Gómez-Restrepo destaca que esta alianza ha sido una oportunidad para afianzar lazos: “hemos explorado alternativas en Inglaterra y hemos aprendido mutuamente. Han visto que la colaboración no es solo norte-sur, sino sur-norte. Son un grupo muy abierto a innovar, mejorar y ver ideas diferentes que, creo, es el punto más interesante de la colaboración”.
El Centro LATAM cuenta con un enfoque en salud mental, gracias a los aportes de la experticia de la Pontificia Universidad Javeriana. y la invitación a un grupo de profesores dedicados ala investigación en enfermedades crónicas.
Gracias al intercambio de ideas entre Londres y Bogotá, surgió la construcción de una red latinoamericana con un propósito aún mayor al inicialmente considerado, y esto los llevó a dar el siguiente paso: definir cuáles enfermedades se convertirían en foco de estudio, además de la población a la que se dirigiría el protocolo.
Entonces se enfocaron en “poblaciones más vulneradas, con grandes necesidades y pensamos en los pueblos indígenas. Eran situaciones diferentes, pero con poblaciones existentes en los tres países (Colombia, Bolivia y Guatemala)”, detalla Gómez-Restrepo.
El nuevo actor en sumarse fue la Pontificia Universidad Javeriana, Seccional Cali, institución que aportó su experiencia de trabajo con poblaciones indígenas bajo el liderazgo de Manuel Ramiro Muñoz, director del Instituto de Estudios Interculturales de esta universidad.
Siete millones de libras aportó el Instituto Nacional para la Investigación de la Salud y la Atención (NIHR), del Reino Unido, para la creación del Centro LATAM.

Empezar a andar en la academia
Esta alianza empezó, en primera instancia, para realizar una investigación de gran alcance, que busca combinar educación con investigación, es decir, mientras se educa y se constituyen grupos robustos, se desarrollan tesis que favorezcan a las poblaciones y, sin duda, se genere un impacto continuado en ellas.
Siguiendo esa premisa, el paso inicial del Centro es “tener alrededor de 18 a 24 estudiantes de maestría y doctorado capacitados. Algunos de Guatemala, otros de Bolivia y unos más de Colombia (Cali y Bogotá) para formalizar entrenamientos con tesis dirigidas a esta población”, explica Gómez-Restrepo.
En Colombia el trabajo de investigación se desarrollará, principalmente, en Bosa (Bogotá), ya que cuenta con una población muisca con muchas inequidades y dificultades. Igualmente estarán en los departamentos de Cauca, Amazonas, Guaviare, Vaupés y La Guajira, teniendo en cuenta su trabajo previo con psiquiatras en esas zonas del país.
Actualmente adelantan los protocolos sombrillas, que son grandes instrumentos en donde se incluirán diferentes maestrías e investigaciones. Además, serán siete personas de cada país los que llegarán a cursar sus estudios en la Universidad Pontificia Javeriana para la aplicación de esos protocolos.
Este centro, resume el epidemiólogo, buscará “investigar desde y con las comunidades acerca de las problemáticas en salud. Estamos en el primer año desarrollando toda la estructura. Ya venimos desarrollando un diplomado y cursos, así como el entrenamiento de cinco personas en la Javeriana y esperamos que el próximo año se vinculen más personas, así como cursos y diplomados de extensión que mejoren competencias. La idea es implementar un proyecto a cinco años que continúe fortaleciendo el grupo en la región”.
No solo en la academia
La academia es solo un eslabón en la cadena de responsabilidades, de soluciones y de acciones. La meta también es impactar en las políticas públicas, generar llamado a los gobiernos y producir, desde la investigación centrada en y con las comunidades, trabajos que favorezcan el desarrollo de la región y la disminución de inequidades.
“Esto debe influir en la política pública. Son estudios que tendrán como enfoque el planteamiento de cómo una comunidad puede favorecer la salud y puede ayudar a la salud, y cómo podemos aprender de ellas. A veces pensamos que vamos a llevar la ciencia y en muchos casos es el investigador el que termina aprendiendo más en el campo”, concluye Gómez-Restrepo.