Actualmente, de acuerdo con el último censo del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), alrededor del 23% del total de la población colombiana habita en zonas rurales; del cual el 51% de la población rural son mujeres.
Partiendo de este escenario, se materializó el proyecto Los oficios y los saberes de las mujeres campesinas del Valle del Cauca, que partió de una convocatoria de la Fundación WWB. Esta iniciativa tuvo el liderazgo de la profesora Florencia Mora Anto, asociada a la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales,
En este ejercicio, cuatro investigadores de la Pontificia Universidad Javeriana Cali trabajaron con un grupo de cinco artistas pertenecientes al Colectivo Descarrilados. Esta perspectiva de trabajo interdisciplinar aseguró un diálogo desde el arte y las ciencias sociales.
Salir de la academia y entrar a lo rural
Desde el momento de la escritura del proyecto, los investigadores se plantearon como metodología de trabajo la “experiencia de viaje”, en la cual dividieron el recorrido por tres zonas del departamento: la de montaña, la zona litoral y la zona plana. De esta manera, emprendieron su camino con una ruta planteada y una premisa: establecer relaciones horizontales, afectivas y próximas con las personas.
Florencia Mora fue la encargada de visitar durante más de un año cerca de 23 municipios y varios de sus corregimientos. Ella recuerda con entusiasmo que en el municipio de Sevilla, donde, después de una larga travesía en ‘guala’ (vehículo típico de las zonas rurales), se encontró junto a su equipo con un grupo de mujeres que los acompañaron por varios de los recorridos alejados de las cabeceras municipales. La sorpresa de cada uno de los viajes hizo que los rumbos fueran cambiantes, permitiendo que aparecieran nuevos lugares por descubrir, en los que estuvieron inmersos, en ocasiones, hasta ocho días seguidos.
De vereda en vereda, haciendo travesías en ‘guala’, bus, caballo y hasta caminando, los investigadores fueron construyendo un relato que brotaba a medida que conocían nuevos lugares e interactuaban con nuevas personas. “Todos esos recorridos fueron quedando plasmados en un abanico con la imagen del mapa del departamento, en el que señalamos las zonas abarcadas y que fuimos dejando a manera de huella en cada lugar al que llegamos”, comenta la profesora Mora.
Las fincas de las familias campesinas se convirtieron en sus lugares de estadía, en las que intercambiaron saberes, relatos e historias a través de talleres, encuentros y conversaciones con 256 mujeres. Allí compartieron con lideresas que han enfrentado a los actores armados, cultivadoras, polinizadoras, cocineras ancestrales, productoras de licores artesanales, curanderas, tejedoras, maestras, parteras, caficultoras, entre otras. También evidenciaron las situaciones de estas mujeres que, por las condiciones adversas de comunicación y desplazamiento, se ven obligadas a vender sus productos a los intermediarios a precios muy bajos, obteniendo una ganancia mínima.
Como resultado del viaje, los investigadores encontraron más oficios de los que habían considerado en su investigación documental primaria. Además, dejaron en evidencia el papel de las mujeres, que son quienes llevan las “riendas” de la vida rural. Al respecto, una de las ellas comentó: “a nosotras nos toca muy duro, pues no solo debemos velar por nuestro hogar, sino que debemos trabajar y encargarnos de que este saber no se pierda, pues es el sustento de muchas familias en todos estos años”. También descubrieron que su capacidad de asocio las ha llevado a consolidar alrededor de 100 agrupaciones en el departamento, lo que les ha permitido empoderarse a nivel individual y colectivo, reflejando su aporte al desarrollo comunitario de los territorios.
Asimismo, descubrieron que no es posible hablar de ruralidad, sino de ruralidades, pues no hay una sola manera de vivir en el campo, que varía según la ubicación geográfica y las prácticas socioculturales.
Retornar al territorio y apropiar lo encontrado
Gran parte de los resultados obtenidos en el trabajo de campo fueron plasmados en un álbum que se construyó con las mujeres y los niños de los municipios y las veredas. El material contiene ejercicios pedagógicos diseñados para que se implementen en las aulas de los colegios del Valle del Cauca, con el objetivo de reconocer la labor de la mujer rural.
En el proceso de devolución de saberes, los investigadores se mostraron satisfechos de ver cómo las maestras y los estudiantes se han apropiado del material, de tal manera que lo utilizan como insumo para las actividades y proyectos desarrollados en las aulas.
Además, gracias a su labor desarrollaron un juego de mesa que ilustra un viaje por el Valle del Cauca. Este también fue compartido con las escuelas del departamento como material lúdico que permita a los estudiantes conocer su territorio.
Florencia Mora señala que este proyecto cambió su vida porque le permitió conocer “esa otra Colombia, en ocasiones un poco alejada e ignorada, en la cual las mujeres son protagonistas”. También resalta la importancia de dar continuidad a este tipo de proyectos, que permiten descubrir las raíces campesinas y abordar la investigación como un proceso de construcción colectiva y horizontal. Ella extiende el llamado a otros científicos interesados en indagar por el mismo tema en otros departamentos del país.
Fotografía: Florencia Mora