En diciembre de 2011, el periodista y profesor Camilo Jiménez generó controversia cuando su carta de renuncia a la cátedra que dictaba en la Universidad Javeriana fue publicada en el periódico El Tiempo (1). En su renuncia Jiménez expresaba su frustración como profesor porque ninguno de los 30 estudiantes de Comunicación Social que tomaban su clase de Evaluación de Textos de no Ficción fue capaz de escribir un párrafo de resumen sin errores. De acuerdo con la carta, más allá de los errores gramaticales y las imprecisiones en el resumen, el principal motivo de frustración de Jiménez fue la falta de curiosidad y de pensamiento crítico que evidenciaban los escritos de sus estudiantes.
Aunque la controversia se desvaneció con el paso de los días, la carta del profesor dejó entrever una de las preocupaciones de mayor actualidad en la academia: ¿para qué se lee y se escribe en la universidad colombiana? Y fue en torno a esa problemática que un grupo de 57 investigadores de 17 universidades colombianas, liderados por Mauricio Pérez Abril, profesor de la Universidad Javeriana, y Gloria Rincón, profesora de la Universidad del Valle, se dieron a la tarea de caracterizar las prácticas de lectura y escritura universitarias, a partir del análisis de elementos pedagógicos y didácticos.
Hasta el 2008 la mayoría de las investigaciones que existían en Colombia sobre lectura y escritura universitaria estaban centradas en estudiar las deficiencias de los estudiantes. “No existían estudios fuertes que se preguntaran qué es lo que hacen los profesores y la universidad para que los estudiantes escriban como escriben y lean como leen. Esa es una de las diferencias de nuestra investigación”, asegura Pérez. La investigación, formulada en 2008 y realizada entre 2009 y 2011, contó con la financiación de Colciencias y de las 17 universidades participantes (2).
La metodología para la realización de este estudio descriptivo e interpretativo incluyó la revisión de 5 fuentes de información: los resultados de una encuesta aplicada a 3.715estudiantes de pregrado que ya habían cursado más del 50 % de las materias de su carrera; los programas de los cursos que las universidades ofrecen como apoyo para los procesos de lectura y escritura; los documentos de política institucional sobre lectura y escritura académica; grupos de discusiónde estudiantes, docentes e investigadores; y 17 estudios de casos de prácticas destacadas de docentes.
Apuntes de clase, en el top de lo que más se lee y se escribeDe acuerdo con la investigación, el 83,7 % de los estudiantes encuestados señalaron que lo que más leen son los apuntes de clase. Los materiales preparados por sus profesores son la segunda fuente más leída (79,8 %), mientras que los artículos científicos solo son consultados por un 40,4 %. En lo que respecta a lo que se escribe, los apuntes también encabezan el listado. El 91,5 % de los encuestados afirmaron que lo que más escriben son sus notas de clase, seguidas por resúmenes (82,9 %) y ensayos (78 %).
Estos resultados cobran sentido cuando se interpretan a la luz de lo que los mismos encuestados respondieron a los interrogantes ¿para qué se lee? y ¿para qué se escribe?, pues en ambos casos “responder a una evaluación” resultó ser una de las principales razones mencionadas.
“El hecho de que lo que más se lea y se escriba sean los apuntes responde a la estructura de la universidad”, señala Pérez. Por esa razón, la investigación sugiere que es necesario repensar las prácticas de enseñanza que la universidad promueve y el tipo de evaluación que se está aplicando. ¿Se quiere que los estudiantes rindan cuentas o se busca que se apropien del conocimiento? Adicionalmente, si lo que más se consulta son los apuntes, la fuente central de conocimiento es la voz del docente y las demás quedan relegadas.
No obstante, la investigación revela que las universidades colombianas sí invierten recursos importantes y hacen esfuerzos por trabajar el tema de la lectura y la escritura. Tal interés es evidente en el hecho de que la mayoría de las universidades ofrezcan cursos de lectoescritura a todos los estudiantes de primeros semestres de las distintas carreras.Sin embargo, la principal crítica de la investigación a ese enfoque radica en que en esos cursos no se trabajan la lectura y la escritura ligadas a las disciplinas específicas, sino desde una perspectiva general.
Uno de los hallazgos más relevantes de esta investigación es que las dificultades enla escritura académica especializada se derivan de problemas del conocimiento: “Elestudiante no escribe claro porque no tiene claro el contenido de lo qué está escribiendo”, asegura Pérez. La investigación plantea que la lectura y la escritura deben pensarse como especificidades de los campos disciplinares. En esa medida, un estudiante que es capaz de escribir un artículo para una revista indexada deberá estar también en la capacidad de escribir un artículo para un blog. “En términos coloquiales, el que lo tiene claro lo puede decir en cualquier formato”, señala Pérez.
Según la investigación, los cursos generales de lectoescritura son altamente valorados por los estudiantes. Si bien en estas asignaturas los futuros médicos no aprenden a redactar historias clínicas, ni los bacteriólogos aprenden a escribir informes de laboratorio, sirven de conexión entre la educación básica y la universidad, y apoyan el ingreso a la vida académica especializada y a las dinámicas de comunidades disciplinares.
Para Pérez los resultados de esta investigación permiten asegurar que el paso por el conocimiento es muy tangencial hoy en día en el pregrado. “Existe una relación muy funcional con el conocimiento. Por eso esta investigación hizo que emergieran debates fundamentales y actuales en la universidad”, señala. Asimismo, según el estudio, las tendencias halladas explicarían, al menos en parte, los bajos índices de productividad científica de Colombia.
La tarea de las universidades
Una vez divulgados los hallazgos de esta investigación, las universidades quedan con la tarea pendiente de integrar la lectura y laescritura a la estructura curricular. Pérez señala que actualmente la Universidad Javeriana trabaja en determinar cuáles son lasrutas que debería seguir un estudiante que se está formando como profesional, particularmente en lo que respecta a la lectura y la escritura.
La Universidad Javeriana de Cali fue laprimera institución universitaria en Colombia en consolidar un Centro de Escritura para apoyar las necesidades en esta materia que pudieran tener sus estudiantes de pregrado y posgrado. Hace cinco años nació el Centro de Escritura Javeriano, que hoy en día se encarga de enseñar a los estudiantes tanto a planear y redactar los borradores de sus documentos, como a revisar, corregir o editar sus trabajos con mayor precisión y efectividad.
El Centro de Escritura Javeriano se ocupa, por una parte, de capacitar a estudiantes destacados, tanto por sus habilidades de escritura como por sus buenas relaciones interpersonales, para que se conviertan en tutores de esta entidad. De otro lado, los estudiantes que necesitan asesoría, bien sea para la producción de un texto en particular o para mejorar sus habilidades de escritura, tienen la oportunidad de solicitar tutorías dictadas por los estudiantes que fueron capacitados.
Violeta Molina, directora del Centro de Escritura Javeriano, señala que el número de tutorías que se asignan varía de acuerdo con el momento del semestre. Los picos de mayor demanda suelen ser el inicio de semestre (cuando se asignan entre cuarenta ycincuenta citas para tutoría a la semana)y las temporadas de parciales y trabajos finales. Asimismo, Molina comenta quese ha identificado que los estudiantes que se encuentran adelantando su trabajo de grado son quienes más solicitan apoyo.
Molina considera que los centros de escritura se constituyen en una ventaja para las universidades, y destaca que cada vez hay más personas interesadas en promover iniciativas similares en las universidades del país. Con base en su experiencia, Molina piensa que para sacar adelante un proyecto como el Centro de Escritura Javeriano es necesario que exista voluntad institucional y que quienes lo lideren se documenten y familiaricen con la literatura que existe sobre el tema.
Actualmente, en Colombia hay alrededor de siete centros de escritura, incluidos el de la Universidad de los Andes y la Universidad Javeriana de Bogotá. Este último opera desde hace un año y medio, y ofrece asignaturas de lectura y escritura intensiva. Según explica Pérez, esta modalidad consiste en integrar el componente de escritura y lectura a asignaturas propias de cada disciplina. “Por ejemplo, un estudiante de biología toma laasignatura Zoología de Invertebrados con una exigencia adicional y es que allí se aprende a leer y a escribir como biólogo”.
(1) “Profesor renuncia a su cátedra porque sus alumnos no escriben bien”. El Tiempo.com. Disponible en: https://www.eltiempo.com/vida-de-hoy/educacion/ARTICULO-WEB-NEW_NOTA_INTERIOR-10906583.html. Recuperado en 04/11/2013.(2) Las universidades que participaron en la investigación fueron: Universidad de la Amazonia, Universidad de Antioquia, Universidad del Atlántico, Universidad Autónoma de Occidente, Unidad Central del Valle, Universidad de Córdoba, Universidadde Caldas, Universidad Católica de Pereira, Universidad del Cauca, Universidad de Ibagué, Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, Pontificia Universidad Javeriana de Cali, Fundación Universitaria Monserrate, Universidad del Pacífico, Universidad del Quindío, Universidad Pedagógica Nacional y Universidad del Valle.