Ayer, en las instalaciones del Museo Nacional, se presentó al público Humboldtiana neogranadina, la obra de cuatro tomos y seis volúmenes que recoge los pasos, hallazgos y la obra del naturalista y científico alemán Alexander von Humboldt durante su expedición por nuestro territorio a inicios del siglo XIX. Patrocinada por cinco universidades y con el sello de la Editorial Javeriana, esta colección fue liderada por el genetista Alberto Gómez Gutiérrez, director del Instituto de Genética Humana, aficionado a la literatura de viajes y experto en reconstruir el trabajo de distintas expediciones científicas en el país.
Humboldt arribó al continente americano hacia mediados de 1799, acompañado por el botánico y médico francés Aimé Bonpland. Su intención, en un principio de aventurarse por las maravillas geológicas del Nuevo Mundo, adquirió una nueva dimensión a medida que fue conociendo más de cerca el trabajo que José Celestino Mutis había venido registrando desde 1783 con la Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada.
El científico prusiano, que había estudiado las técnicas del grabado en la Academia de Artes de Berlín, decidió continuar su recorrido hacia el interior, lo que lo condujo, en una primera estadía, al río Orinoco, y posteriormente a los valles, montañas, mesetas y poblados neogranadinos. En todos ellos fue dejando un testimonio pictórico de sus hallazgos y, por supuesto, de su viaje, que Pesquisa Javeriana presenta a continuación:
Riveras del Orinoco
En abril de 1800, Humboldt, Bonpland y una comisión conformada por eruditos neogranadinos y exploradores indígenas, llegó al Río Negro (en los actuales territorios del Guainía, Colombia). El objetivo del científico prusiano era ser el primer hombre en medir con exactitud, a través de observaciones astronómicas, el vínculo de aguas entre la Orinoquía y la Amazonía.
Volcancitos de Turbaco
Es la primera imagen publicada por la expedición de Humboldt en nuestro territorio. En 1801, después de un breve periplo por La Habana, el naturalista europeo atracó en el golfo de Morrosquillo; tras su estadía en Cartagena, se dirigió a la población indígena de Turbaco, donde consignó sus impresiones sobre el paisaje tropical y las poblaciones locales; también hizo descripciones y análisis químicos de estos volcanes de aire.
Río Magdalena
El objetivo de Humboldt era dirigirse hacia Santa Fe, para encontrarse y dialogar con Mutis. Durante el trayecto, realizó apuntes y un croquis de las aguas del río Magdalena, con la intención de elaborar, posteriormente, un mapa más detallado.
Casa de José Celestino Mutis
Para julio de 1801, Humboldt y Bonpland llegaron a Santa Fe, la capital del Virreinato, donde se reunieron con los principales científicos e ilustrados neogranadinos. Ambos se hospedaron en la casa de José Celestino Mutis (en el actual sector bogotano de San Victorino) y estuvieron en la ciudad por cerca de dos meses debido a un malestar sufrido por el expedicionario francés. Esta fotografía fue fechada en 1866, cuando la propiedad pertenecía a Soledad Acosta de Samper.
Laguna de Guatavita
Humboldt y Bonpland recorrieron la Sabana de Bogotá y consignaron sus impresiones del paisaje montañoso, la flora y la fauna. De hecho, el naturalista alemán describió por primera vez al capitán de la Sabana, pez nativo del río Bogotá, y lo bautizó Eremophilus mutisii en honor a Mutis. Al llegar a Guatavita, quedó gratamente impresionado por el paisaje de la laguna, al punto de no solo ilustrarla sino comentar brevemente su pasado (el boquete con el que los conquistadores intentaron desecarla para extraer las piezas de oro que los indígenas depositaban en sus ritos) sino también examinar la composición química de sus aguas.
Salto de Tequendama
A finales de agosto de 1801, la expedición de Humboldt se dirige hacia el sur de Santa Fe. Tras un breve recorrido por Soacha y sus alrededores, llegan al Salto de Tequendama donde el científico prusiano intenta, al arrojar rocas desde la cima y calcular su tiempo de caída, medir la altura total de la cascada. Más tarde registraría los restos fósiles de mastodontes en las montañas circundantes.
Cargueros del Quindío
A inicios de octubre de 1801, la expedición de Humboldt, que se dirigía hacia Popayán, entró en tierras quindianas. Más allá de su trabajo botánico y sus apuntes sobre la geografía y la fauna, la indignación del científico se disparó al conocer a los cargueros: indígenas que se ganaban la vida cargando a criollos en sillas atadas a sus espaldas. En este grabado, aparece una silla vacía: la que dejó Humboldt como símbolo de protesta.
Cascada del río Vinagre
Un mes después, Humboldt y su expedición llegan a Popayán. Tras una corta estadía enfilan rumbo hacia el volcán Puracé, pero en el trayecto descubren las aguas del río Vinagre, un afluente tan cargado del azufre volcánico que no alberga peces. En el diario de viaje quedó consignado que el ácido de la cascada irritó los ojos de los viajeros. Después, los viajeros se dirigieron hacia Pasto y, de allí, a tierras ecuatorianas.
Geografía de las plantas de Ecuador
Considerado por la comunidad científica como uno de los más grandes aportes de Humboldt a la cartografía, este esquema propone una clasificación de la flora según su piso térmico. Es, de hecho, el símbolo del trabajo humboldtiano.