Los profesores que en clase dictan los contenidos de sus materias sin promover la discusión deben reflexionar sobre su misión como educadores. Esa rutina, que en lugar de entusiasmar da sueño, es uno de los motivos que en la actualidad impulsan a buscar sistemas alternativos e innovadores de aprendizaje y enseñanza, que contribuyan a mejorar las prácticas pedagógicas para formar maestros con capacidad de fomentar la reflexión y la creatividad de niños y jóvenes en las escuelas.
En esta línea se ubica el aporte del proyecto de investigación “Formación en investigación e innovación pedagógica en programas de licenciatura en ciencias naturales, ciencias sociales, artes y humanidades, y educación y pedagogía”, coordinado por los investigadores Fabiola Cabra-Torres y José Darío Herrera González, el cual presenta un panorama de la formación de los futuros maestros en dieciséis programas de licenciatura del país.
Acerca de la formación docente
La investigación y la innovación, dicen, se han posicionado como nociones centrales en el discurso sobre la formación profesional de los maestros. A su vez, se han convertido en referentes de calidad y acreditación de los programas.
La investigación pedagógica se logra cuando el profesor indaga, entiende los problemas que surgen de su práctica cotidiana, genera hipótesis de trabajo y desarrolla sus temas con base en preguntas. La innovación pedagógica responde a la manera como los maestros inciden en la transformación de la cultura escolar, introduciendo cambios en las prácticas tradicionales, y mejorando la calidad y las formas de aprender en las escuelas.
El marco reflexivo —soporte del proyecto— define que es propio de la actividad docente el pensar sus propias prácticas, tener capacidad autocrítica para evaluarse y ser capaz de realizar cambios que mejoren su calidad de trabajo, lo cual lleva a unas condiciones propicias para realizar investigación e innovación pedagógica. Para ello, se aprovecha el salón de clase, todo un laboratorio de experiencias y el currículo, una hipótesis de trabajo que se comprueba en la práctica.
El proyecto de investigación, cuyo objetivo fue analizar las estrategias de formación en investigación e innovación educativa en programas de licenciatura de ocho ciudades del país pertenecientes a distintos campos disciplinares, realizó encuestas y grupos focales con profesores y estudiantes de los programas, y analizó el contenido de los documentos curriculares.
¿Qué encontraron?
Existen al menos dos formas de entender la investigación en las licenciaturas analizadas. La primera está asociada a la producción de conocimiento en la que se habla de investigación sobre la educación; la segunda está más relacionada con el mejoramiento de la pedagogía, que es la que hacen los docentes sobre su práctica.
El concepto de investigación se encontró bien definido y contextualizado, y está incluido dentro de los objetivos formativos y los planes curriculares de las licenciaturas analizadas. Esto puede responder no solo al interés propio de los programas, sino al requisito impuesto por el Consejo Nacional de Acreditación (CNA), en razón a que la investigación en los programas de pregrado es un criterio de evaluación de su calidad.
La profesora Cabra-Torres dice que “cada campo de conocimiento lo enfoca de una manera diferente, y se pueden identificar algunas tendencias. En las licenciaturas pertenecientes al campo de la educación y la pedagogía, la investigación pedagógica significa reflexionar sobre la práctica, pues de ella surge la innovación; por ello resulta difícil separar estos dos conceptos. En las licenciaturas de ciencias y matemáticas, se concibe la investigación de una manera más disciplinar, e implica construir conocimiento, primero sobre la disciplina misma y, más adelante, sobre la enseñanza de las disciplinas específicas. En las licenciaturas de artes y humanidades, la investigación es la manera como se construye y se describe la innovación, lo cual es parte de la razón de ser de esta área del saber, en la que se considera que siempre que hay arte, hay innovación”. En las ciencias sociales, la investigación es la que permite el cuestionamiento de las prácticas pedagógicas del docente, favorece la capacidad de innovar y ubica a los docentes como productores de conocimiento.
El impulso que ha recibido la investigación dentro de la formación docente en la última década en el país ha promovido también la emergencia de otros perfiles profesionales, cuyo desempeño esperado se encuentra en instituciones educativas, trabajo con comunidades, organizaciones no gubernamentales y entidades que toman decisiones de políticas, entre otros.
Pero, a pesar de los nuevos perfiles profesionales, la función de la docencia sigue teniendo el papel preponderante (93,8 %), por cuanto que la investigación apareció enunciada en los perfiles profesionales en un 81,3 %, en contraste con un 18,8 % de la función de innovación.
La innovación pedagógica no se encontró documentada o suficientemente justificada. Para algunos programas, está más asociada con el uso de las tecnologías. Con ello se demuestra que es un concepto difuso.
La innovación, dice el estudio, está muy relacionada con la autonomía profesional del maestro, puesto que innovar implica tener la iniciativa, el conocimiento y la decisión de transformar un contexto en el que el docente tiene una intervención social.
En la medida en que un profesor tenga limitada su capacidad para manejar los contextos, las herramientas que utiliza y los contenidos que enseña, se verá afectada directamente su autonomía y, por ende, la calidad de la enseñanza. Esta es quizás la razón por la cual hay una línea de pensamiento que reconoce la innovación como una acción política y una expresión de autonomía del maestro.
El estudio identificó las distintas estrategias de formación en investigación e innovación que se reportan en las licenciaturas consultadas.
Las más frecuentes corresponden a actividades tradicionales, que tienen lugar en espacios como cursos y seminarios, las prácticas pedagógicas en instituciones y las asignaturas de investigación.
Respecto a la inclusión de nuevas actividades, que podrían ser interpretadas como oportunidades para aprender sobre la innovación y la investigación, la profesora Cabra-Torres señala que, aunque se registra una menor participación en ellas, es posible verlas como una nueva manera de entender la formación de docentes, que a su vez responde a los parámetros de calidad exigidos desde las universidades colombianas y del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación.
Estas nuevas estrategias incluyen el consumo y la escritura de artículos para revistas científicas; la pertenencia y permanencia en una línea, semillero o grupo de investigación; la presentación de ponencias; la generación de productos derivados de la investigación y de la innovación, y la difusión de resultados.
El estudio evidenció el estrecho vínculo entre las discusiones teóricas que aportan a la agenda contemporánea de los investigadores en educación, de los formuladores de políticas y de los mismos docentes, con el sentido que la formación otorga a la investigación y la innovación, las estrategias con que se llevan a cabo, las dificultades reportadas en los procesos de formación y los retos que esto plantea a la política educativa colombiana.
Aprovechando la coyuntura de las pruebas internacionales que demostraron bajos niveles de educación en el país, los resultados del estudio fueron puestos a consideración del Ministerio de Educación Nacional. Se hizo énfasis en la necesidad de construir agendas de investigación que fundamenten las políticas y el sistema colombiano de formación y desarrollo profesional docente, y que lleven a una discusión permanente sobre un tema del que poco se sabe en el país.
Los resultados hablan por sí solos
Las conclusiones subrayan que la investigación es clave, tanto en la formación inicial de los futuros docentes como para los maestros en ejercicio.
“Como se sabe”, dice la profesora Cabra, “la educación en Colombia se ha caracterizado por ser predominantemente memorista y muy poco centrada en enseñar a pensar, de modo que, sin el componente de investigación, la formación del docente podría ser considerada meramente como reproductora de contenidos”.
La profesora identifica varias dificultades y desafíos para fomentar las competencias en investigación e innovación, objeto de políticas educativas: el gran descrédito que tienen las asignaturas de metodología de la investigación, el desconocimiento del impacto de los semilleros de investigación en el fortalecimiento de la investigación y la innovación pedagógica, y la preocupación generada por la política de Colciencias de organizar a los investigadores del país en grupos y líneas de investigación, bajo la exigencia de resultados indexados con poco impacto social.
A ello se suma la competencia por dineros para realizar proyectos que muchas veces buscan responder a las preguntas de los investigadores, pero están lejos de dar soluciones a los problemas reales de la cotidianidad de las escuelas del país.
Los investigadores continúan trabajando en la formación de los maestros en investigación e innovación pedagógica, pero ahora en el ámbito de los posgrados.
Para saber más:
- » Cabra-Torres, F. et al. (2013). La investigación e innovación en la formación inicial de docentes. Aportes para la reflexión y el debate. Bogotá: pontificia universidad Javeriana.
-
» herrera, J. d. (2010). “La formación de docentes investigadores: el estatuto científico de la investigación pedagógica”. Revista Internacional de Investigación en Educación 3 (5): 53-62.